¿Te encuentras corriendo hacia la despensa cuando te sientes mal? Muchas personas experimentan intensos antojos de comida en respuesta al malestar emocional. Es bastante interesante cómo la comida reconfortante puede convertirse en un mecanismo de afrontamiento, ¿verdad? Este comportamiento, conocido como alimentación emocional, a menudo conduce a episodios de atracones varias veces a la semana en un intento de suprimir los sentimientos negativos. La investigación indica que la alimentación emocional puede resultar en un aumento de peso excesivo y un mayor riesgo de trastorno por atracón, particularmente entre los estudiantes universitarios y las personas bajo estrés[1]. Desafortunadamente, esto puede crear un ciclo de culpa y más angustia, lo que solo agrava el problema.
La alimentación emocional típicamente implica entregarse a alimentos altos en calorías como chocolates, dulces y frituras. Esto no solo obstaculiza tus esfuerzos por perder peso, sino que también puede afectar negativamente tu salud general al contribuir a la obesidad y condiciones relacionadas[2]. Sin embargo, hay un rayo de esperanza: puedes recuperar el control sobre tus hábitos alimenticios y mantenerte alineado con tus objetivos de pérdida de peso. Aquí hay algunas estrategias efectivas que pueden ayudarte a combatir la alimentación emocional.
1) Explora Métodos Alternativos de Alivio del Estrés
Este es quizás el primer paso para superar la alimentación emocional. Es esencial descubrir otras maneras de lidiar con tus emociones negativas. Esto podría significar sumergirte en un buen libro, disfrutar de una película ligera o pasar tiempo de calidad con alguien que te haga sentir apoyado. Puede que necesites probar varias actividades de alivio del estrés para ver cuál resuena más contigo. Participar en ejercicio o practicar la atención plena y la meditación también puede ser beneficioso cuando experimentas antojos, ya que pueden ayudar a regular tu estado emocional[4].
2) Mantén un Diario de Comidas
Llevar un diario de alimentos puede ser un cambio radical. Documenta todo lo que consumes a lo largo del día, ya que esto puede ayudarte a identificar patrones y desencadenantes relacionados con tu alimentación emocional. Hay muchas aplicaciones diseñadas para rastrear tus comidas. Aunque puede ser difícil registrar cada pequeño artículo, intenta incluir todo junto con tu estado emocional en ese momento. Este diario incluso puede ser compartido con tu proveedor de atención médica si buscas orientación profesional. Comprender la relación entre las emociones y la alimentación puede proporcionar información sobre tus comportamientos, especialmente dado que la alimentación emocional a menudo se correlaciona con antojos de comida durante estados emocionales negativos[3].
3) Incorpora Alimentos que Alivien el Estrés
Algunos alimentos pueden ayudar a mitigar el estrés. La próxima vez que te sientas ansioso, ¿por qué no disfrutar de una reconfortante taza de té verde, té blanco o matcha? Estas bebidas son ricas en L-teanina, conocida por sus propiedades reductoras del estrés. Si estás luchando contra antojos nocturnos, considera picar cerezas o arándanos. Las cerezas oscuras, en particular, pueden aumentar los niveles de melatonina y ayudar con el sueño. Otros alimentos beneficiosos incluyen batatas, alimentos fermentados como el kimchi, pescado graso, brócoli, ajo y garbanzos. Estos alimentos no solo nutren tu cuerpo, sino que también pueden ayudar a estabilizar tu estado de ánimo y reducir la probabilidad de alimentación emocional[5].
4) Limpia Tu Despensa
Si notas que frecuentemente te entregas a golosinas altas en grasas o azúcares, podría ser una buena idea desordenar tu despensa. Considera donar esos tentadores bocadillos en su lugar. Asegúrate de limpiar tu nevera y despensa de papas fritas, helados, refrescos y chocolates. Además, intenta evitar hacer la compra cuando te sientes mal; podrías sentirte tentado a comprar alimentos poco saludables. Mantener estos artículos fuera de alcance puede ayudar realmente a romper el ciclo de la alimentación emocional.
5) No Dudes en Pedir Ayuda
Si descubres que aún luchas con la alimentación emocional a pesar de tus mejores esfuerzos, no te aísles. Comunícate con un amigo o familiar que pueda escucharte o brindarte apoyo. Si eso no es suficiente, considera buscar ayuda de un profesional, como un terapeuta o un nutricionista, ya sea en línea o en persona. La terapia cognitivo-conductual puede ser particularmente efectiva para abordar emociones negativas y alterar tus hábitos alimenticios, ya que ayuda a las personas a desarrollar mecanismos de afrontamiento más saludables[4].
Si la alimentación emocional es algo con lo que estás lidiando, recuerda que no estás solo. Hay varios recursos disponibles para ayudarte a recuperar el control sobre tu relación con la comida.
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